“La tierra no pertenece a nadie, pero todos pertenecemos a la tierra.”
Carlos Walter Porto-Gonçalves
Nada es casual; todo tiene un porqué, aunque todavía no seamos tan conscientes para ver toda la trama.
Frase que no es de mi invención, como sabemos: fue dicha, al menos, desde Aristóteles hasta Carl Jung.
No obstante, sin parafrasear más, te voy a decir: si poseés una parcela, un patio, un campo —hablando legalmente—, poseés el poder de ejercer tu derecho sobre el territorio mismo.
Quizás creés (nada es casual) que lo tenés por herencia, como medio de trabajo, como inversión, etc. Lo cierto es que lo tenés.
Y si también dominás la audacia de saber que no sos el último eslabón trófico, que nuestra especie no domina el planeta, entonces tenés un regalo aún mayor:
La oportunidad de servir a la Tierra, de promover un espacio sagrado.
Como diría Margulis:
“La vida no impone sentido, pero crea posibilidad.”
Tenés en tus manos una parte de la evolución. Eso es absolutamente magnífico.
Para aquel que todavía no lo ve, eso es un llamado.
Y aunque no seas un sabio en agroecología, o un amante de la filosofía gaiana, siempre podés aportar.
Podés hacer algo: plantar una planta nativa, dejar de fumigar, escuchar a las aves, compostar, evitar la erosión.
Te ofrezco una forma de inclusión simbiótica:
No hace falta ser iluminado para actuar a favor de la vida.
Por el solo hecho —no casual— de tener derechos dados por otros humanos: contratos, escrituras y demás.
Sirven para quienes sabemos leer o tenemos leyes judiciales. No le sirve a un animal, una planta o una piedra.
Para eso somos parte de un órgano (de Gaia).
Esto no nos quita la pertenencia o el derecho, pero con un poco de consciencia, nos da aviso de no ser el cáncer en la Tierra.
Aun así, seas o no consciente, vas a responder por el territorio. Por la evolución.
Y de alguna manera Gaia, en su infinita benevolencia —aunque sin detenerse—, lo hará saber.
La Tierra no necesita que creas en ella para que tus actos la afecten (y ella te lo devuelva).
Ningún acto es inocente.
La evolución sigue.
Como un río que puede desbordarse si insistimos en barrer sus márgenes.
Quien actúa a favor de la vida, recibe vida.
Quien actúa en contra, lo sabrá.
No esperes la iluminación total para empezar a actuar.
Asumí tu parte.
Una aclaración que me gusta dar antes:
Muchos creemos que nos falta territorio físico.
Les voy a recordar, en ese caso, que ese espacio es nuestro hogar. Me atrevo a decirles que es el territorio más estratégico y poderoso.
Haciéndola corta:
Ahí elegimos, todos los días, qué comemos. Y eso viene solo de la Tierra, de personas que trabajan para ustedes.
También, contarles que del hogar salen personitas a recorrer el mundo: que pueden conocer —tener al menos una idea de nuestra Madre Tierra— o creerse dueños del planeta.
Y esto lo continúo en otra charla.
Sigamos: ¿qué podés hacer como un guardián?
Se me ocurren muchas formas. Todo depende de una realidad que estés viviendo:
¿Tenés un terreno? ¿Estás por construir? Recurre a las bases de la arquitectura climática, la bioconstrucción.
Podrás decir que no querés vivir en un rancho, o que tu terreno en la ciudad no se puede adaptar, que las leyes urbanas te restringen… Nada de eso es cierto.
¿Eso en qué acompaña a Gaia? ¿Eso es para mí y mi familia como mucho?
Bajar el consumo de recursos renovables y no renovables de por vida, usar materiales nobles con el medio ambiente… ¿te parece poco?
¿Querés más? Sumale permacultura a todo el resto del terreno.
¿Tenés un campo? ¿Sos ganadero? Hacé pastoreo racional intensivo.
¿Llueve poco en tu zona? Implementá manejo holístico.
¿Sos agricultor? Sembrá en directa, sin agroquímicos.
¿Y en un patio? ¿No querés hacer huerta? Averiguá cómo formar un lindo y productivo jardín para tener tu contacto con la naturaleza.
No pienses en césped como primera opción, que cuesta mantener. Frutales, enredaderas, arbustos… son alternativas.
Ahora justo imagino un suelo con mulch de viruta y restos de madera. Una sensación plena de bosque.
¿Todavía no te atrevés?
¿Pensás en la inversión? ¿En el dinero?
Te aseguro: nada de eso existe. No es real. Son tus miedos.
Miedo a no hacer lo que todos hacen. Miedo a aprender, a cambiar, a ser “el loco”.
El resto es puro cuento.
¿No me creés? Te digo cómo:
No estás solo.
Hay otros guardianes buscando herramientas, compañía y caminos claros.
Si tenés tierra, ideas, dudas o un proyecto en marcha, queremos conocerte.
No es necesario saberlo todo. Ni tener tierras inmensas. Basta con decidir:
Hoy, acá, conmigo… empiezo a cuidar lo que me cuida.
🌱 Si algo de esto te resonó…
Contanos qué hacés, qué soñas, o qué querés aprender.
Escribinos. Conectemos.
Este es solo el primer paso para hacer real la agroecología profunda.
“No heredamos la Tierra de nuestros antepasados; la tomamos prestada de nuestros hijos.”
Chief Seattle
“No sos Atlas cargando el mundo sobre tus hombros. Es bueno recordar que el planeta te lleva a vos.”
Satish Kumar – Soil, Soul, Society